muchas personas pierden su norte en el camino. Piensan que el dinero y las pertenencias hacen a la persona y no se dan cuenta, que la felicidad no viene del auto, las joyas que puedas tener si no de la luz que irradia tu personalidad. Lamentablmente, en lugar de el ser humano evolucionar para ayudar a otros evolucionamos en el aumento del yo y del ego.

Llegamos a la vida sin haberlo pedido. Cada uno se encuentra con una realidad, no siempre agradable, ni fácil de llevar: un país, una cultura, una familia con unas características, una identidad, y un proyecto de vida por delante. Unos antes, otros después, somos tocados por el sufrimiento, sea físico sea moral. Se presenta de forma imprevista, tiene mil rostros diferentes: una amistad traicionada, una enfermedad dolorosa, un fracaso profesional, el propio carácter difícil de sobrellevar… pero no hay sufrimiento lo suficientemente grande que logre arrancar del corazón humano el deseo infinito de ser felices.
Por eso, cada día se emprende la aventura de la vida con la esperanza de alcanzar un pequeño triunfo. Somos seres para triunfar. Y aunque probamos a menudo el sabor amargo de la derrota, el ser humano anhela ganar. El triunfo es la meta de las acciones humanas. Se triunfa en la vida cuando se ama.

Y yo amo y soy feliz gracias a que ella me enseño a amar, por eso puedo asegurar que hoy soy feliz gracias a ella.

SIEMPLEMENTE SOS EL AMOR DE MI VIDA